¿Te has puesto alguna vez en el lugar del otro para comprenderlo? Pues, algo así es la empatía.
La empatía puede desarrollarse y, mientras antes comencemos con los niños y adolescentes, mejor serán los resultados. Cómo estimularla requiere paciencia y ciertos trucos. A continuación te mostraremos algunas actividades para trabajar la empatía.
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Actividades para trabajar la empatía
La empatía es una cualidad que poseen algunas personas. Unas más, otras menos. Lo cierto es que, en estos tiempos, resulta importante desarrollarla y ponerla en práctica ya que es un aspecto que mejora nuestra relación con el entorno y ayuda a nuestra salud mental.
Efectivamente, el hecho de comprender a nuestro prójimo trae muchísimos beneficios: las relaciones mejoran automáticamente, se amplía el abanico social y podrás lograr tus metas con mayor facilidad, ya que contarás con mucho apoyo. Está de más decir que con empatía también se evitan totalmente los conflictos.
Así mismo, ser empático facilita que los demás a su vez sean más comprensivos contigo, inspirarás más confianza y te prestarán mayor atención. La empatía favorece el liderazgo y es, en definitiva, una excelente herramienta para desarrollarte social y profesionalmente.
Y, lo mejor de todo esto es que, aquel que se considera poco empático o quiera desarrollarla en niños y adolescentes, puede realizar algunas actividades para aumentarla.
Si estás interesado, te presentamos, pues, algunas actividades para desarrollar la empatía. Comenzaremos por hablar de los pequeños a quienes debemos moldear desde el comienzo con esta cualidad que, sin dudas, redundará en su beneficio y en los de su entorno social.
Con los niños resulta bastante sencillo, aunque se debe ser constante. Se trata de que, desde un principio, en sus relaciones comiencen a conocer y entender las emociones de los demás y que éstas son, así mismo, nuestras emociones.
Lo primero que debemos hacer con los niños para iniciar es, sencillamente, mostrarnos empáticos con ellos. Comprenderlos en sus emociones y sentimientos es el primer paso. Está demostrado que los niños aprenden más del ejemplo que de las palabras.
Y, en este orden, la comunicación es imprescindible. Comunícate con el niño constantemente y de manera empática: demostrándole que lo comprendes. Las palabras funcionan cuando el niño se siente comprendido. Ahí es cuando debes intentar inculcarle la comprensión por los demás.
Escúchalo. Si atiendes lo que dice, estarás mostrándole empatía y demostrándole que él también puede prestar atención a los otros y el salón de clases es un espacio excelente para comenzar a practicar la empatía. Para esto, las actividades deben desarrollarse en grupo.
Entre las actividades para trabajar la empatía en primaria tenemos que los juegos en equipo son lo más indicado ya que, para poder realizarlos, debe necesariamente relacionarse y dar los primeros pasos en la comprensión de las emociones del otro.
Actividades grupales para desarrollar la empatía en niños hay muchas y podrás encontrarlas fácilmente en la red, lo importante es que en el juego el niño pueda identificarse fácilmente con sus compañeros: representar el papel del otro puede ser divertido, dibujar a su compañero y describirlo positivamente.
Otra actividad podría ser el canto. Cantar juntos nos une: hacemos lo mismo juntos. Y, si la letra de la canción trata sobre emociones y sentimientos, muchísimo mejor.
Igualmente, juegos en los que el niño tenga la oportunidad de expresar sus sentimientos, sus incomodidades o malestares y donde sus compañeros intenten dar solución entre todos. Aquí, además de desarrollar el sentido de pertenencia, se practica la empatía entre todos.
Pero no sólo los juegos y actividades. Como ya lo mencionamos, si somos empáticos con el niño y nos abrimos a la comunicación escuchándolo y prestándole atención, abriremos la puerta para hablarle sobre el tema de los sentimientos del otro y de la importancia de ser comprensivo y compasivo.
Charlas dirigidas al grupo y conversaciones personalizadas serán efectivas al cumplir las etapas antes mencionadas.
Por otro lado, trabajar la empatía con los adolescentes y en nosotros mismos también es gratificante. A continuación nos ocuparemos de dinámicas para trabajar la empatía en adultos y adolescentes.
Trucos para ser más empático
Te has dado cuenta de que necesitas ser más empático y estás decidido a desarrollar esa cualidad. Pues bien, aquí te presentamos algunos trucos para ser más empático. Con su práctica constante comenzarás a sentirte mucho mejor contigo mismo y tu vida cambiará totalmente.
Lo primero, como ya debes saber, es colocarte en el lugar del otro. Como se dice comúnmente: ponerte en sus zapatos. ¿No es sencillo? Pues, como todo, es cuestión de práctica. Practicar a “sentir”. La idea es que sientas como si fueses el otro: qué siente, por qué siente así, a qué le teme y por qué.
Para ello, el primer truco es la observación y la atención. Observa a esa persona, escúchala atentamente. No pienses en tus cosas, piensa en quien tienes frente a ti. Trata de “sentir” todo lo que dice. Intenta “sentirte como ella”, imagina que lo que te está contando te ocurre a ti.
En tu conversación no hables de ti y de tus problemas, intenta comunicarle lo que comprendes de sus sentimientos y “siéntelos” lo más real que puedas en ti. Pero no trates de hacerle un diagnóstico, ni culparlo por lo que le ocurre. Esto cierra las puertas y la persona no se sentirá comprendida.
Este ejercicio debe ser diario y con todos los que te encuentres. Sencillamente se trata de prestar el máximo de atención al otro y tratar sinceramente de sentir lo que ellos sienten.
Si practicas esto diariamente, cada minuto de tu vida, verás cómo todo cambiará para ti: tus sentimientos serán más positivos y, como consecuencia, tu situación mejorará en un cien por ciento.
Con respecto a los jóvenes, existen algunos trucos y dinámicas de empatía para adolescentes. Con ellos la cosa no es fácil. Sabemos muy bien que los adolescentes, por su edad y hormonas en desarrollo, tienden a ser irreverentes, rebeldes y a llevar la contraria. Para eso, los trucos.
Al igual que con los niños y cómo trabajar la empatía en el aula, es importante que seas tú en dar el primer paso y mostrar empatía por tu hijo adolescente. Que se sienta comprendido es lo primordial, antes que recibir sermones y acusaciones.
El segundo paso tiene que ver contigo: no te comportes como si tu hijo o ese adolescente que está en el aula de clases es un niño o una extensión de ti mismo. Convéncete de que él tiene sus intereses, muy válidos y respetables, tiene sus emociones y sentimientos que se deben a sus situaciones particulares.
Si has trabajado la empatía en ti mismo, ponla en práctica en tu relación con el adolescente. Igual que con el niño y con tus amigos: compréndelo, siente cómo siente el adolescente. Entiende sus inseguridades, sus temores y sus deseos. Luego de esto, podrás hablarle sobre esos temas.
Un truco que muchas veces funciona es hablarle de tus propios sentimientos, abrirte a él. Comunícale lo que tú sientes. Gánate su confianza.
El ejemplo aquí es fundamental. En conversaciones hogareñas haz que se note tu empatía por los demás. Habla bien de los otros. Abandona las críticas. No condenes a tus vecinos y conocidos, no los etiquetes. Así, tu hijo adolescente aprenderá poco a poco, por medio del ejemplo, a ser empático con los demás.
Otra buena estrategia es tomar indirectamente el tema del bullying. Hablar sobre eso haciendo énfasis en los sentimientos de la persona objeto del desprecio y la burla de los demás. Así generarás interés del adolescente por las emociones y sufrimientos de otras personas.
Así mismo, mostrarle de alguna manera las cosas en común que tenemos con el prójimo ayuda considerablemente a desarrollar la empatía en los jóvenes. Por más diferente a nosotros que parezca una persona, ya sea por su aspecto o cultura, lo cierto es que internamente sentimos lo mismo frente a situaciones dolorosas.
Esto es válido a la hora de realizar dinámicas para practicar empatía adultos.
¿Qué es la empatía realmente?
Ser empático es ser comprensivo, saber colocarse en el lugar de los demás, entender sus reacciones y estar claro que éstas son producto de sus emociones y sentimientos.
Es olvidarte por un momento de tus problemas y enfocarte, sólo por un instante, en los problemas del otro, saber que su comportamiento responde a algo.
Ser empático es tomar en cuenta al otro, con sus emociones y su forma de ver la vida, sus valores y sus pensamientos. Es tratar de descubrir qué le está pasando, qué causa su actitud o su expresión ya sea de dolor, tristeza, angustia, rabia o malestar.
En este sentido, la empatía es una herramienta para evitar y superar conflictos y facilitar la vida pacífica y feliz con los miembros ya sea de una comunidad o con los compañeros de trabajo y estudio. A través de ella, nos unimos al grupo. Pasamos a ser uno solo con todos.
No debemos confundir la empatía con la simpatía. Esta última se caracteriza por un sentimiento que tenemos hacia otra persona. Por el contrario, la empatía es un sentimiento en común que tenemos junto al otro: estamos sintiendo lo que esa otra persona siente. Es tratar de ver el mundo como lo ve el otro.
Se ha catalogado a las personas sin empatía como seres anti-sociales. Pero, para no contradecirnos en el tema, debemos hacer un esfuerzo por comprender y ser empáticos con aquellos que no lo son. Si nos ponemos en su lugar quizás descubramos qué los hizo no ser empáticos y entender sus razones.
Técnicas para tener mayor empatía
Ya hemos hablado de actividades y trucos para lograr desarrollar la empatía en nosotros y en niños y adolescentes a nuestro cargo. Las técnicas para tener mayor empatía giran en torno a lo ya mencionado. Si se trata de trabajarla con los más jóvenes, debemos entender que la empatía la debemos traer nosotros al tapete.
Luego de esto, iniciar las técnicas, los trucos o las actividades.
Recuerda que en actividades para trabajar la empatía con adolescentes el trabajo puede ser un poco más difícil debido a la etapa por la que ellos atraviesan y donde, por cierto, necesitan ser más comprendidos y, por lo tanto, tú debes ser el empático.
Para trabajar la empatía con ellos debemos tomar las herramientas que ellos mismos tienen a la mano. El deporte es una de esas actividades en las que, además de drenar energía, favorece el trabajo en equipo para la consecución de un fin común y el sentido de pertenencia. Estos son elementos que abren la puerta a la empatía.
Entre las actividades empatía adolescentes, está el drama. En la dramatización de historias se requiere el trabajo en equipo, favorece el conocimiento de tus compañeros y sus sentimientos y, además, podemos aprovechar el rol del actor que, básicamente, consiste en ponerse en la piel del otro.
Aquí también se desarrolla el sentido de pertenencia.
Por otra parte, podemos aprovechar el teatro para el estudio de personajes, donde el actor adolescente debe penetrar en las motivaciones, sentimientos y emociones del personaje que le toca desarrollar. Esto es excelente para iniciar la empatía.
Es importante que, sea cual sea la actividad, estés muy claro de cuáles son los objetivos. En primer lugar, que tanto niños como adolescentes sean conscientes que los demás también tienen sentimientos y pueden sufrir como nosotros. En pocas palabras, que aprendan a comprender a su prójimo.
Así mismo, estas actividades que bien podrías inventarlas, deben contemplar como objetivos el de comprender y aceptar la diversidad, sentirse parte de un grupo, defender sus derechos y respetar los derechos del otro, tomar decisiones en equipo y lograr una meta entre todos.
Finalmente, debes estar claro que si niños y adolescentes, así como tú mismo, desarrollan la empatía, verán mejoradas sustancialmente sus relaciones y vida social, se sentirán más satisfechos consigo mismos y, por lo tanto, lograrán una vida más plena y feliz.